miércoles, 26 de marzo de 2008

v. M. IMMACULADA BORDAS. FLOR A. CABRERA (2001) “Estrategias De Evaluación De Los Aprendizajes Centrados En El Proceso. Revista Española De Pedagogía”

v. M. IMMACULADA BORDAS. FLOR A. CABRERA (2001) “Estrategias De Evaluación De Los Aprendizajes Centrados En El Proceso. Revista Española De Pedagogía”
Llama la atención la distancia que existe entre la realidad de las prácticas evaluativas y los avances teóricos y metodológicos que hoy nos presenta la literatura de la evaluación. ¿No será que la evaluación implica además de un cambio teórico, un cambio de actitud?
A continuación, se ofrece la evolución del significado y conceptualización de la evaluación en contraste con las posiciones tradicionales. En la última parte de este escrito se presentan estrategias de evaluación que pretenden dar respuesta a la nueva evaluación: la evaluación para valorar, la evaluación para mejorar en el aprendizaje, la evaluación como contenido a aprender para su utilización futura.


1- Bases para una fundamentación de la concepción actual de la evaluación


De la concepción tradicional de la evaluación, situada como acto final, hoy se reconoce que no es ni un acto final, ni un proceso paralelo, sino algo imbricado en el mismo proceso de aprendizaje, creándose relaciones interactivas y circulares. El alumnado, al tiempo que realiza su aprendizaje efectúa reiterados procesos valorativos de enjuiciamiento y de crítica, que le sirven de base para tomar las decisiones que le orientan en su desarrollo educativo. Pero es necesario ir más allá. Como dice Hadhi (1991) la cuestión no es ya dar respuesta a cómo racionalizar y mejorar las prácticas evaluadoras, sino cómo insertar estas prácticas como un aprendizaje.

Hay tres aspectos clave para entender los actuales planteamientos de la evaluación de los aprendizajes

1.1. La evaluación desde las teorías del aprendizaje

Hoy el aprendizaje y la evaluación deben tomar en consideración el desarrollo del propio estudiante, es decir, sus expectativas, su nivel iniciales, sus estilos de aprendizaje, sus ritmos e intereses...., sus necesidades y proyección futura. Desde esta perspectiva, el reto de la evaluación es cómo debe plantearse para ser congruente con las teorías que se propugnan para un aprendizaje significativo y respetuoso con las peculiaridades individuales y culturales del alumnado y sus necesidades.

1.2. La necesidad de evaluaciones metacognitivas para el desarrollo de la capacidad de “aprender a aprender”

La metacognición es aquella habilidad de la persona que le permite tomar conciencia de su propio proceso de pensamiento, examinarlo y contrastarlo con el de otros, realizar autoevaluaciones y autorregulaciones. Es un “diálogo interno” que nos induce a reflexionar sobre lo qué hacemos, cómo lo hacemos, y por qué lo hacemos. Desde la evaluación debemos estimular estas habilidades metacognitivas para que el alumno tome conciencia de su propio proceso de aprendizaje, de sus avances, estancamientos, de las acciones que le han hecho progresar y de aquellas que le han inducido a error. La evaluación se convierte así en un instrumento en manos del estudiante para tomar conciencia de lo que ha aprendido, de los procesos que le han permitido adquirir nuevos aprendizajes, así como para regular dichos procesos.

1.3. La necesidad de la evaluación en una sociedad en cambio permanente.

Nos hallamos en la sociedad de la información, de los avances científicos y técnicos acelerados, de profundos cambios en el ámbito profesional y social. La educación ha de adaptarse a esta sociedad cambiante. En la formación de las nuevas generaciones se considera de suma importancia el dominio científico y técnico especializado, pero también tener habilidades específicas y ser poseedor de determinadas actitudes y valores (Rubíes-Bordas-Muntaner, 1991). La formación no termina ya en la enseñanza reglada ni en la formación profesional sino que se exige una constante acción formativa (Majo, 1997). La cadena “ciencia – economía - formación” da más fuerza si cabe, a la importancia de la formación continua.

Con estas premisas se detecta que, la evaluación a la que nos estamos refiriendo, se caracteriza por:

a- Sustituir el concepto de momento por el de continuidad.
b- Tomar en cuenta no solamente los procesos formalizados de enseñanza aprendizaje, sino todas aquellas situaciones que favorecen la formación, ya estén planificadas o no.
c- Estar abierto a lo imprevisto, a objetivos no planeados y a mejoras surgidas en el proceso.
d- Ser adaptativa respecto a los instrumentos y estrategias utilizadas, de modo que proporcione informaciones útiles no sólo de lo aprendido, sino de aquello que ha resultado más relevante.


2.- Nuevo enfoque de la evaluación del aprendizaje

Los avances científicos y técnicos que han conllevado diferentes formas de proyección profesional y personal y los avances en al campo del aprendizaje, dirigen a la acción formativa a plantearse nuevos eslabones en la evaluación de los aprendizajes. A continuación reflejamos los más relevantes.

2.1. De la evaluación formativa a la evaluación formadora

La evaluación formadora arranca del propio discente; esto es, se fundamenta en el autoaprendizaje; la evaluación formativa es una respuesta a la iniciativa docente, mientras que la evaluación formadora responde a la iniciativa del discente.

2.2. De la evaluación uniforme a una evaluación multicultural

En esta línea de significados situamos el concepto de evaluación como un modo de atender a las diferencias culturales, étnicas, religiosas y socioculturales y personales Si hoy resulta inapropiado reducir la inteligencia a lo medido por pruebas cargadas de significados académicos, no lo es menos evaluar un rendimiento sin tomar en consideración esquemas que arraigan en modos de cultura diferentes.

2.3. De una evaluación centrada en el control a una evaluación centrada en el aprendizaje.

La evaluación ha de ser entendida como un proceso que promueve el aprendizaje y no como un control externo realizado por el profesorado sobre lo que hace el alumno y cómo lo hace.



2.4. De una evaluación técnica centrada en directrices estándar a una evaluación participativa y consensuada.
El énfasis en las nuevas tendencias de evaluación es la participación de las personas siendo una de las mejores garantías de utilidad para el aprendizaje y el aprendizaje de la evaluación.


3-La naturaleza de la evaluación como “empowerment”

Uno de las potencialidades de la evaluación que en la actualidad se enfatiza es su capacidad para el empowerment (Fetterman, Kafyarian y Wandersma, 1996). Es decir, reconocer los beneficios del propio proceso de evaluación para el desarrollo de habilidades que permiten a las personas mejorar por sí mismas sus actuaciones. De esta manera, a medida que el alumnado aprende a autoevaluarse también aprende a saber identificar y expresar sus necesidades, a establecer objetivos y expectativas, a realizar un plan de acción para conseguirlos, a identificar recursos, establecer los pasos lógicos y necesarios para conseguir los objetivos, a valorar los logros, etc. En esta perspectiva, el papel del profesor como evaluador es más el de un facilitador que contribuye a la formación de sus estudiantes a ser cada vez más hábiles para conducir sus propias evaluaciones.

4-Estrategias de evaluación centradas en el proceso del aprendizaje.


La revisión bibliográfica que realiza Hernández Pina (1996) sobre la evaluación de los aprendizajes en el contexto universitario concluye afirmando que en los modelos que se han elaborado desde planteamientos cualitativo-fenomenológicos se ha comprobado que la forma en que el profesorado plantea la evaluación de su alumnado afecta a los enfoque de aprendizaje (superficial o profundo) y a la calidad de dichos aprendizajes. Unas estrategias evaluativas cuantitativa llevan a enfoques superficiales de aprendizaje, mientras que las estrategias formadoras y cualitativas pueden producir enfoques de aprendizaje profundo y de alto rendimiento recogiendo las ideas expresadas se infiere que es preciso utilizar estrategias en que el alumnado:

+se sienta como agente activo en su propia evaluación
+aprenda a evaluar sus propias acciones y aprendizajes
+utilice técnicas de autoevaluación y sea capaz de transferirlas en diversidad de situaciones y contextos
+sepa adaptar y/o definir modelos de autoevalución en función de valores, contextos, realidades sociales, momentos, etc.

Desde la perspectiva de la evaluación formadora, multicultural, participativa y consensuada, centrada en el aprendizaje, se consideran diferentes técnicas. A continuación se presentan algunas de ellas.

4.1. El portafolio

El portafolio es una colección selectiva deliberada y variada de los trabajos del estudiante donde se reflejan sus esfuerzos, progresos y logros en un periodo de tiempo y en alguna área específica. (Villarini, 1996). El alumno al desarrollar esta estrategia proyecta la diversidad de aprendizajes que ha interiorizado. En este modelo se detectan los aprendizajes positivos, las situaciones problema, las estrategias utilizadas en la ejecución de tareas....


Para el desarrollo del portafolio, independientemente de su tipología, es necesario considerar los aspectos siguientes:
1-Establecer los propósitos y objetivos:
2-Seleccionar el contenido
3-Recursos
4-Reflexión
5-Evaluación
6-Compartir

4.2. El diario reflexivo

El diario es una excelente estrategia evaluativa para desarrollar habilidades metacognitivas. Consiste en reflexionar y escribir sobre el propio proceso de aprendizaje. Las representaciones que hace el alumno de su aprendizaje, puede centrarse en uno o varios de los siguientes aspectos:

- el desarrollo conceptual logrado,
- los procesos mentales que se siguen
- los sentimientos y actitudes experimentadas

El diario prevé la oportunidad de involucrarnos en una experiencia de autoanálisis con tres preguntas básicas: ¿qué he aprendido de nuevo con esta tarea o después de esta sesión de clase?, ¿cómo lo he aprendido? y ¿qué sentimientos me ha despertado el proceso de aprendizaje?. Es un diálogo con nosotros mismos en el que aprendemos de nuestros propios procesos mentales.

4.3 El mapa conceptual

Los mapas conceptuales propuestos por (Novack y Gowin, 1984) son diagramas que expresan las relaciones entre conceptos generales y específicos de una materia, reflejando la organización jerárquica entre ellos. Es una técnica que se utiliza tanto en la enseñanza (Ontoria, 1992) como en la evaluación y favorece el desarrollo organizado y funcional de los conceptos claves de una materia o disciplina.

Por último podríamos formular un conjunto de enunciados que a modo de principios deberían orientar las prácticas evaluativa:

Ø Evaluar y aprender son dos procesos que se autoalimentan
Ø La visión de la evaluación como proceso para aprender es más prometedora que como valoración de resultados conseguidos.
Ø La evaluación debe traspasar la frontera de los objetivos y estar abierta a lo no planeado, incierto, imprevisto e indeterminado.
Ø Las estrategias de evaluación cualitativa que ponen en evidencia el proceso de aprendizaje que se realiza y no meramente sus resultados favorecen aprendizajes profundos.
Ø Las estrategias que se utilicen en la evaluación contribuyen al aprendizaje de la evaluación.

1 comentario:

PORTAFOLIO VIRTUAL dijo...

Reflexión

En este texto volvemos a encontrar el concepto de evaluación entendido como un proceso que es inherente al desarrollo del aprendizaje, el cual compartimos absolutamente. Cabe destacar además que en este proceso, nosotros los docentes debemos considerar el desarrollo de cada uno de nuestros estudiantes, su nivel inicial de conocimientos, sus diferentes estilos de aprendizaje, sus ritmos, sus intereses, necesidades, proyecciones etc. Esto nos resulta muy importante destacar en nuestra reflexión, ya que es necesario que los docentes conozcamos los diferentes estilos de aprendizaje y las estrategias evaluativas que se deberían promover para cada estilo.

Pensamos que para desarrollar la capacidad de “aprender a aprender” es importante que nuestros estudiantes desarrollen habilidades metacognitivas, de esta manera estos tomaran conciencia de lo que están aprendiendo, podrán reflexionar, autoevaluarse y regular sus conocimientos. Este portafolio es un claro ejemplo de cómo nuestras habilidades metacognitivas se han ido desarrollando, ya que este trabajo nos ha permitido mejorar nuestros conocimientos de evaluación, dicho mejoramientos se han desarrollado en base a un proceso de reflexión personal y grupal en el cual hemos hecho un autoanálisis del esfuerzo que hemos puesto en este trabajo, hemos planificado y adquirido nuevos conocimientos y habilidades. En este ejemplo que hemos señalado, la evaluación meta cognitiva nos ha permitido identificar el antes y el durante de nuestros aprendizajes.

Creemos que con nuestro portafolios, estamos vivenciando lo que los teóricos llamarían evaluación formadora, ya que este trabajo surgió de nuestra iniciativa por mostrar nuestro proceso de aprendizaje y reflexiones en lo que se refiere a la evaluación de aprendizajes.

Claudia Y Rosita